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Daniel David DeGraff

Detrás de su sentido del humor ingenioso e irónico, Daniel era una fuerza tranquila y constante. Él era nuestra templanza y nuestro desempate, y mantuvo unida a nuestra familia, especialmente cuando el resto de nosotros reaccionábamos de forma exagerada. Siempre podía romper la tensión con una broma improvisada. En la vida pública, Daniel era el caballero de buen corazón que abría la puerta a alguien, llevaba al niño en la silla de ruedas de una clase a otra y le daba la bienvenida al nuevo estudiante. Era un protector del hogar y se preocupaba por los veteranos y las mujeres maltratadas. Era a la vez fuerte y gentil. Incluso en la muerte se entregó como donante de órganos. Somos bendecidos porque lo conocimos.

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